Mariana es una niña introvertida,
callada, y muy inteligente. Fue adoptada al día siguiente de haber
cumplido su primer año, por dos padres cariñosos y muy dedicados. Vivían por aquel entonces en un barrio de la ciudad de
Montevideo; Curva de Maroñas, en dónde al contrario de hoy en día
las casas poseían grandes fondos y la suya en particular poseía
hasta un pequeño estanque en el cual le gustaba jugar. Los vecinos no
eran muchos y se conocían la mayoría. Algo que por
aquel entonces daba tranquilidad a las personas.
Mariana concurría todos los días a la escuela en dónde a pesar de su introvertida personalidad se hizo de grandes amigos, muchos de los cuales serán muy importantes en su cambio a la adolescencia.
Las maestras que tuvo una a una pedían hablar con su madre o padre, pues pensaban que estaba mucho más adelantada en comparación con sus compañeros y dos veces la cambiaron a un año superior a pesar de su corta edad. Esto para nada hizo efecto en ella pues lo tomó como algo normal en ella. Al llegar al liceo su inteligencia asombraba a cada profesor que tenía la suerte de estar en su clase. En esta etapa de su vida comenzaba a gustarle la ingeniería, la medicina, la química y la literatura. Llegó a gustarle tanto la literatura que inventó su propio lenguaje, el cual le llevó más de un año en terminar y al cual le dedicó toda la pasión hasta lograrlo. Leía todo material que le llegara a sus manos sobre casi cualquier cosa, pero había algo en particular más allá del estudio que le llamaba poderosamente la atención; los extraterrestres, las abducciones, los avistamientos y todo lo relacionado con ellos.
Muchas veces recolectaba información de revistas y documentales para luego investigar ella misma en los periódicos de la biblioteca nacional, que sucedió verdaderamente o al menos cuales eran las diferentes versiones que se daban. Su educación secundaria termino sin que se diera cuenta casi como el hecho de hacerse vegetariana porque según ella la carne le daba asco. Ingresó a la facultad de ingeniería entusiasmada por aprender cosas nuevas y su dedicación a ello le duró tan solo unos meses, estaba triste, decaída y ya no salía de su dormitorio salvo para presentarse a clases.
Sus amigos fueron muchas veces a su casa y ella pedía por favor a sus padres que les dijeran que estaba en clases. Mucho se preocupo su madre desde un principio pensando que dejaría los estudios si no hacían algo, mientras que su padre pensaba que debía quemar esta etapa, tal vez por culpa de una desilusión amorosa o tal vez ahora la facultad implicaba algo más comprometido. Si, tal vez, se les pasaba por alto su elevado coeficiente intelectual para suponer el cargo de los estudios , pero ellos la conocían bien y sabían que odiaba la rutina más que a nada y que solo se sentía feliz estudiando lo que ella quería saber en dicho momento y no algo que le obligaran a leer. Tenía un temperamento cordial la mayoría del tiempo, siempre amable y sin la rebeldía de un adolescente promedio y así pasó como una más en su salón aunque pasara los estudios con honores y sin esforzarse.
Mariana concurría todos los días a la escuela en dónde a pesar de su introvertida personalidad se hizo de grandes amigos, muchos de los cuales serán muy importantes en su cambio a la adolescencia.
Las maestras que tuvo una a una pedían hablar con su madre o padre, pues pensaban que estaba mucho más adelantada en comparación con sus compañeros y dos veces la cambiaron a un año superior a pesar de su corta edad. Esto para nada hizo efecto en ella pues lo tomó como algo normal en ella. Al llegar al liceo su inteligencia asombraba a cada profesor que tenía la suerte de estar en su clase. En esta etapa de su vida comenzaba a gustarle la ingeniería, la medicina, la química y la literatura. Llegó a gustarle tanto la literatura que inventó su propio lenguaje, el cual le llevó más de un año en terminar y al cual le dedicó toda la pasión hasta lograrlo. Leía todo material que le llegara a sus manos sobre casi cualquier cosa, pero había algo en particular más allá del estudio que le llamaba poderosamente la atención; los extraterrestres, las abducciones, los avistamientos y todo lo relacionado con ellos.
Muchas veces recolectaba información de revistas y documentales para luego investigar ella misma en los periódicos de la biblioteca nacional, que sucedió verdaderamente o al menos cuales eran las diferentes versiones que se daban. Su educación secundaria termino sin que se diera cuenta casi como el hecho de hacerse vegetariana porque según ella la carne le daba asco. Ingresó a la facultad de ingeniería entusiasmada por aprender cosas nuevas y su dedicación a ello le duró tan solo unos meses, estaba triste, decaída y ya no salía de su dormitorio salvo para presentarse a clases.
Sus amigos fueron muchas veces a su casa y ella pedía por favor a sus padres que les dijeran que estaba en clases. Mucho se preocupo su madre desde un principio pensando que dejaría los estudios si no hacían algo, mientras que su padre pensaba que debía quemar esta etapa, tal vez por culpa de una desilusión amorosa o tal vez ahora la facultad implicaba algo más comprometido. Si, tal vez, se les pasaba por alto su elevado coeficiente intelectual para suponer el cargo de los estudios , pero ellos la conocían bien y sabían que odiaba la rutina más que a nada y que solo se sentía feliz estudiando lo que ella quería saber en dicho momento y no algo que le obligaran a leer. Tenía un temperamento cordial la mayoría del tiempo, siempre amable y sin la rebeldía de un adolescente promedio y así pasó como una más en su salón aunque pasara los estudios con honores y sin esforzarse.
Su colección de recortes de revista
aumentaba año a año, recortaba cada reporte extraterrestre y los
más significativos los colgaba en una cartelera colocada
específicamente frente a su cama, para poder verla siempre antes de
dormir y así pensar hasta el último momento sobre el tema. Un día
de mayo se despierta en la mitad de la madrugada con una fórmula en
la cabeza y dispuesta a no dejarla ir, toma papel y lápiz y comienza
a escribir fórmula tras fórmula, como si algo o alguien estuviera
escribiendo cada número que dibuja su mano. A pesar que debía
levantarse temprano para una entrevista de trabajo se quedó por más
de tres horas sentada leyendo uno por uno los artículos guardados y
escribiendo fechas y coordenadas una tras otra. Cuando toma
consciencia de la hora que es, se da cuenta que algo pasó por su
mente y prácticamente la dominó por horas. No entiende lo que lee
por más que efectivamente tenían sentido hace tan solo diez
minutos.
Asustada y confundida decide guardar lo
que hizo, ducharse y tomar un café caliente. Todo el tiempo que le
llevó hacer que su mente se despeje fue tiempo perdido pues no
paraba de pensar en los número y su mensaje.
Luego de estar sentada con un libro en
la mano por más de media hora sin haber entendido la primera
estrofa, decide que debe ir a solucionar dicho problema. Limpia
completamente el escritorio y toma su cuaderno para darse cuenta que
tenía escritas más de 150 hojas. No caía de su asombro por tan
notable inspiración(si así puede y debe llamarse). El análisis
rápido para resolver el problema, encontrando alguna clave, algún
mensaje escondido, todo lo que a simple vista pudiera reconocer llevo
nuevamente hasta el amanecer. Cansada pero entusiasmada comenzaba a
descubrir conexiones extraordinarias entre los casos. Hoja por hoja
eran puntos estratégicos imposibles de ser casualidades y al darse
cuenta de esto, nuevamente se congeló por completo. Mariana nunca en
su vida si quiera había fumado un cigarrillo, pero que ganas tan
fuertes de fumarse uno sentía ahora. Las horas pasaban, el sol le
aportaba ahora una mejor lectura y la ducha de la mañana la renovó
por completo para darse cuenta más y más que se enfrentaba con un
idioma diferente a cualquier otro y que sus fórmulas matemáticas
eran bastantes complejas. Aunque no se desanimaba y ya el sueño le
estaba jugando en contra, casi que sin querer descubre la totalidad
del mensaje, algo realmente increíble pero totalmente cierto es
demasiado para ella, palidecida y sin aire en sus pulmones cae
desmayada sobre el helado piso. Mucho tiempo pasó para que tomara
consciencia de donde estaba.. árboles a su alrededor y el sonido del
agua corriendo hicieron que se levantase rápidamente. Monte era todo
lo que veía y a su lado un estanque pequeño. Comienza a caminar
lentamente, aunque el día estaba brillando el sentimiento extraño
de un lugar el cual no conoces y sobre todo te han llevado en contra
tu voluntad, es mucho más tenebroso al miedo que se tiene a que haya
un ser escondido en la oscuridad. Con la respiración casi jadeante
se mueve suave y cautelosa. Sin ver a nadie en el monte por
kilómetros a la redonda, Mariana recuerda el mensaje y se larga a
llorar. Llora desconsoladamente sin darse cuenta, lo único que logra
sacarla del trance en el cual estaba sumergida hace ya varios
minutos, es una mano suave que toma su hombro lentamente. Levanta la
mirada y allí lo ve, es un ser majestuoso hermoso para sus ojos. No
existió una palabra entre los dos pero Mariana tomo su mano y sin
dudarlo lo acompaño.
A decir verdad lo que tenía escrito el
mensaje es aún un enigma pues nadie aún a podido descifrarlo y a
quedado desde hace muchos años guardado y olvidado. Los vecinos
afirman que a ella no se la veía mucho por el barrio, así que
cuando desapareció fue una sorpresa muy grande y en cuanto a los
padres,.. bueno ellos sin dejar rastro desaparecieron casi un año
después.
La historia de Mariana es tan solo una
historia más entre tantas pero no por ello debemos callarla..
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