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domingo, 11 de mayo de 2014

Mariana





Mariana es una niña introvertida, callada, y muy inteligente. Fue adoptada al día siguiente de haber cumplido su primer año, por dos padres cariñosos y muy dedicados. Vivían por aquel entonces en un barrio de la ciudad de Montevideo; Curva de Maroñas, en dónde al contrario de hoy en día las casas poseían grandes fondos y la suya en particular poseía hasta un pequeño estanque en el cual le gustaba jugar. Los vecinos no eran muchos y se conocían la mayoría. Algo que por aquel entonces daba tranquilidad a las personas.



Mariana concurría todos los días a la escuela en dónde a pesar de su introvertida personalidad se hizo de grandes amigos, muchos de los cuales serán muy importantes en su cambio a la adolescencia.
Las maestras que tuvo una a una pedían hablar con su madre o padre, pues pensaban que estaba mucho más adelantada en comparación con sus compañeros y dos veces la cambiaron a un año superior a pesar de su corta edad. Esto para nada hizo efecto en ella pues lo tomó como algo normal en ella. Al llegar al liceo su inteligencia asombraba a cada profesor que tenía la suerte de estar en su clase. En esta etapa de su vida comenzaba a gustarle la ingeniería, la medicina, la química y la literatura. Llegó a gustarle tanto la literatura que inventó su propio lenguaje, el cual le llevó más de un año en terminar y al cual le dedicó toda la pasión hasta lograrlo. Leía todo material que le llegara a sus manos sobre casi cualquier cosa, pero había algo en particular más allá del estudio que le llamaba poderosamente la atención; los extraterrestres, las abducciones, los avistamientos y todo lo relacionado con ellos.
Muchas veces recolectaba información de revistas y documentales para luego investigar ella misma en los periódicos de la biblioteca nacional, que sucedió verdaderamente o al menos cuales eran las diferentes versiones que se daban. Su educación secundaria termino sin que se diera cuenta casi como el hecho de hacerse vegetariana porque según ella la carne le daba asco. Ingresó a la facultad de ingeniería entusiasmada por aprender cosas nuevas y su dedicación a ello le duró tan solo unos meses, estaba triste, decaída y ya no salía de su dormitorio salvo para presentarse a clases.
Sus amigos fueron muchas veces a su casa y ella pedía por favor a sus padres que les dijeran que estaba en clases. Mucho se preocupo su madre desde un principio pensando que dejaría los estudios si no hacían algo, mientras que su padre pensaba que debía quemar esta etapa, tal vez por culpa de una desilusión amorosa o tal vez ahora la facultad implicaba algo más comprometido. Si, tal vez, se les pasaba por alto su elevado coeficiente intelectual para suponer el cargo de los estudios , pero ellos la conocían bien y sabían que odiaba la rutina más que a nada y que solo se sentía feliz estudiando lo que ella quería saber en dicho momento y no algo que le obligaran a leer. Tenía un temperamento cordial la mayoría del tiempo, siempre amable y sin la rebeldía de un adolescente promedio y así pasó como una más en su salón aunque pasara los estudios con honores y sin esforzarse.
Su colección de recortes de revista aumentaba año a año, recortaba cada reporte extraterrestre y los más significativos los colgaba en una cartelera colocada específicamente frente a su cama, para poder verla siempre antes de dormir y así pensar hasta el último momento sobre el tema. Un día de mayo se despierta en la mitad de la madrugada con una fórmula en la cabeza y dispuesta a no dejarla ir, toma papel y lápiz y comienza a escribir fórmula tras fórmula, como si algo o alguien estuviera escribiendo cada número que dibuja su mano. A pesar que debía levantarse temprano para una entrevista de trabajo se quedó por más de tres horas sentada leyendo uno por uno los artículos guardados y escribiendo fechas y coordenadas una tras otra. Cuando toma consciencia de la hora que es, se da cuenta que algo pasó por su mente y prácticamente la dominó por horas. No entiende lo que lee por más que efectivamente tenían sentido hace tan solo diez minutos.
Asustada y confundida decide guardar lo que hizo, ducharse y tomar un café caliente. Todo el tiempo que le llevó hacer que su mente se despeje fue tiempo perdido pues no paraba de pensar en los número y su mensaje.
Luego de estar sentada con un libro en la mano por más de media hora sin haber entendido la primera estrofa, decide que debe ir a solucionar dicho problema. Limpia completamente el escritorio y toma su cuaderno para darse cuenta que tenía escritas más de 150 hojas. No caía de su asombro por tan notable inspiración(si así puede y debe llamarse). El análisis rápido para resolver el problema, encontrando alguna clave, algún mensaje escondido, todo lo que a simple vista pudiera reconocer llevo nuevamente hasta el amanecer. Cansada pero entusiasmada comenzaba a descubrir conexiones extraordinarias entre los casos. Hoja por hoja eran puntos estratégicos imposibles de ser casualidades y al darse cuenta de esto, nuevamente se congeló por completo. Mariana nunca en su vida si quiera había fumado un cigarrillo, pero que ganas tan fuertes de fumarse uno sentía ahora. Las horas pasaban, el sol le aportaba ahora una mejor lectura y la ducha de la mañana la renovó por completo para darse cuenta más y más que se enfrentaba con un idioma diferente a cualquier otro y que sus fórmulas matemáticas eran bastantes complejas. Aunque no se desanimaba y ya el sueño le estaba jugando en contra, casi que sin querer descubre la totalidad del mensaje, algo realmente increíble pero totalmente cierto es demasiado para ella, palidecida y sin aire en sus pulmones cae desmayada sobre el helado piso. Mucho tiempo pasó para que tomara consciencia de donde estaba.. árboles a su alrededor y el sonido del agua corriendo hicieron que se levantase rápidamente. Monte era todo lo que veía y a su lado un estanque pequeño. Comienza a caminar lentamente, aunque el día estaba brillando el sentimiento extraño de un lugar el cual no conoces y sobre todo te han llevado en contra tu voluntad, es mucho más tenebroso al miedo que se tiene a que haya un ser escondido en la oscuridad. Con la respiración casi jadeante se mueve suave y cautelosa. Sin ver a nadie en el monte por kilómetros a la redonda, Mariana recuerda el mensaje y se larga a llorar. Llora desconsoladamente sin darse cuenta, lo único que logra sacarla del trance en el cual estaba sumergida hace ya varios minutos, es una mano suave que toma su hombro lentamente. Levanta la mirada y allí lo ve, es un ser majestuoso hermoso para sus ojos. No existió una palabra entre los dos pero Mariana tomo su mano y sin dudarlo lo acompaño.
A decir verdad lo que tenía escrito el mensaje es aún un enigma pues nadie aún a podido descifrarlo y a quedado desde hace muchos años guardado y olvidado. Los vecinos afirman que a ella no se la veía mucho por el barrio, así que cuando desapareció fue una sorpresa muy grande y en cuanto a los padres,.. bueno ellos sin dejar rastro desaparecieron casi un año después.


 La historia de Mariana es tan solo una historia más entre tantas pero no por ello debemos callarla..



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