"El hombre que no comprende la verdadera historia de nuestra naturaleza"
Este lugar lo recuerdo aunque nunca he estado aquí, puedo sentir una briza cálida que se mezcla con un aroma desconocido pero muy familiar. No tengo idea de porque estoy aquí ni cómo fue que llegue pero me siento extrañamente feliz en este lugar. Tengo la sensación que en cualquier momento comenzaré a recordar historias de seres ya olvidados, de batallas ya peleadas y leyendas aferradas a la tierra que esperan ser desenterradas. Todo se vuelve lentamente más amable, como si algo o alguien me invitara a descubrir de apoco algo que ha quedado secretamente muy guardado. Observo los árboles que parecen seres milenarios y de apoco sus ramas parecen seguir la suave melodía de la briza leve que les acaricia. Entonan notas ya conocidas que cuentan lo que han vivido , como si se tratara de lamentos y pedidos ya suplicados, me imploran recordar el pasado, ese tan tempestuoso que alguna vez fue cierto y hoy tan solo es una leyenda ya olvidada.
Guerras de nobles hombres, sueños de dulces mujeres que adoraban con cantos y fiestas alrededor de estos jóvenes árboles. Me cuentan horrores vistos a través de sus cortezas, algo tan importante ha acontecido en este lugar que ellos no han podido olvidar y sueñan en cada otoño poder limpiar sus más dolorosos recuerdos.me imploran recordar ese tiempo en dónde ellos eran sagrados y las personas entendían el poder de la naturaleza pero sobre todo la protegían y la cuidaban. Mi llanto ya no es mío es de todos esos seres que me transmiten una lenta agonía, y una promesa vuela sobre sus hojas, esa promesa que antiguas personas les habían hecho y en dónde juraban protegerlos del mal y del resto de los hombres.
Me ahoga la pena e imploro no seguir escuchando, sé que mi corazón no soportaría todo este sufrimiento. No entiendo el por qué me han hablado y contado sus penas aunque siento que alguna vez formé parte de esos cantos alabando a otros seres. Realmente me siento extraña atrapada en esta vida, tal vez si pudiera volver al pasado entendería mejor de que están hablando, pero por ahora solo recuerdo historias vagas de hombres lejanos.
Un amor, un sentimiento poco conocido me envuelve tiernamente, ese extraño sentimiento de amor puro y verdadero. Ante mi aparece una persona, un hombre de rostro endurecido por los años y por las experiencias vividas, me observa sin expresión alguna y sus ojos son los más hermosos que jamás había visto en mi vida. Me detengo en ellos pues atrapan toda mi atención y de apoco comienzan a contarme historias de grandes batallas, guerras sangrientas y dolorosas, hombres nobles cayendo a mi alrededor, peleando por una causa compartida pero perdida.
No puedo soportar ver tanta brutalidad sin saber que los ha llevado ese punto. Lentamente siento una mano que toma la mia y veo como una mujer toma mi mano muy dulcemente, la reconozco de inmediato, se quién es y me veo reflejada en sus ojos color avellana. Los mios ya cansados de tanto llanto le demuestran y le imploran la búsqueda de la verdad, ella toma ahora mi mano derecha y aferrada fuertemente a mi me mira fijamente, transcurro entonces un largo camino de mis vidas pasadas, mujeres luchadoras, fuertes de espíritu luchando por el derecho de todas, mujeres hermosas, dedicadas a sus familias y mujeres negras, blancas, indígenas pasan una tras otra a través de sus ojos hasta llegar a verla a ella. Una niña preciosa que juega en el campo recogiendo flores para llevarle a alguien muy importante, dulcemente entona a travez de mis propios labios una canción, esa melodía tan hermosa que me recordaban hace unos instantes los árboles. Corriendo busco a mi padre que ha vuelto hoy mismo de la guerra, esa que lo ha lastimado mucho pero que lo ha dejado aún con vida, sé que se volverá a marchar y por eso lo único que pienso es en abrazarlo lo más pronto posible, él me toma por la cintura, me levanta y me abraza con toda la fuerza que aún le queda, me recuerda que siempre va a estar para cuando lo necesite, me siento muy aliviada como si hubiese estado esperando por muchos años ese abrazo y esas palabras, suavemente comienza a cantar esa hermosa melodía de la cual aun no comprendo sus palabras, pero que ha de ser la canción más hermosa que he escuchado en toda mi vida y sé que ahora la recordare por siempre, cierro mis ojos y me dejo llevar por esa hermosa melodía sintiendo el amor tan profundo que sentimos los dos.
Hipnotizada por sus suave armonía no me doy cuenta que ya no estoy en los brazos de mi padre y que ahora estoy frente a un hermoso joven que sostiene mi mano delicadamente. Un hombre fuerte en su plena juventud que me mira fijamente, siento de repente un dolor y un amor muy grande por este hombre, sé que se trata de una despedida y aunque sienta ganas de llorar no lo hago, el besa mi mano lentamente y así continúa con mis labios. No creo recordar un beso tan dulce y exquisito en toda mi vida, le acaricio la mejilla y de sus ojos se desprende una pequeña lágrima y comprendo que será la última vez que lo volveré a ver. Con espada en mano lo veo alejarse junto con muchos hombres que estaban allí, hombres entregados a un destino demasiado incierto y tan solo con la seguridad de luchar a muerte por una causa y su inevitable destino.
Comienzo a correr sin rumbo alguno y sin darme cuenta llego al lugar en dónde hace unos instantes recogía flores, sin preguntarme mucho comprendo que el destino esta caprichoso en decirme algo de lo cual aun no entiendo mucho. Sumergida en pensamientos de guerras y canciones hermosas veo a un grupo de mujeres con ropas sueltas, bailando y cantando, ellas también me ven y me invitan a festejar por la batalla conseguida y por las muchas que vendrán. Una anciana que bailaba se me acerca y me invita a tomar de lo que creo es una especie de vino, mientras tomo, ella canta a mi oído y ahora las frases se vuelven más conocidas y puedo entender lo que dicen, ellas hablan sobre hombres que vienen a destruir nuestros altares, de personas que no respetan la madre naturaleza y de hombres crueles que bajo un manto de miedo querrán exterminar nuestras costumbres nuestras tierras serán arrasadas y destruidas bajo la mirada de nuestros dioses. Imploran ayuda para ganar esta guerra, imploran a la naturaleza que interfiera y que los nobles hombres, sus hombres sean honrados por su batalla.
Fijo mi mirada a esas mujeres que imploran a los dioses y al viento que eleve su plegaria, veo como los árboles jóvenes mueven sus ramas al son de la briza como formando parte de esas súplicas y sé que hoy son ellos los que me han recordado esta historia. Extenuada por lo que escucho y por sus bailes caigo en el mojado pasto helado y lloro, lloro por una guerra perdida, por los hombres y mujeres que dieron su vida para luchar contra el verdadero mal, el hombre que hoy destruye y asesina todo para su comodidad. Lloro desconsoladamente y comprendo que perdimos esa batalla y hoy somos parte del verdadero enemigo, el hombre que no comprende la verdadera historia de nuestra naturaleza, sin consuelo alguno limpio mis ojos y me doy cuenta que la música ha cesado y ya no hay nadie a mi alrededor a excepción de los ancianos árboles y otra vez soy tan solo una mujer que sentada bajo un enorme árbol se lamenta por nuestra historia y no pienso en otra cosa más que en pedir perdón y lamentarme por haber perdido nuestra gran batalla.
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